face.
Finally he jumped up from the table and said, âWait! I must show you something.â The king ran from the room, and when he returned he brought with him a shiny black snake skin. He explained to her that many years before, when he was hunting in the mountains, he strayed into the garden of an evil magician. He had tasted a leaf from a head of cabbage in the garden and fallen under a spell.
âI donât remember anything that happened for what may have been years,â the king said. âI have just the faint memory that a good person looked after me very kindly. And then one morning I woke up in the desert, not far from your little house, with this empty snake skin beside me.â
âThen you are my best friend!â the girl cried. And it was true. And not long after that he became her husband as well. They left the palace and its barren fields and moved into her house in the middle of the fertile green garden.
But the girl always wondered what had become of her father, so they journeyed back to her old home. They found the woodcutter looking very old and very sad from long years of wondering why his beloved daughter had disappeared. When he saw her, he was finally able to die in peace.
The girl returned with her husband to live among the flowers and trees of her garden. Whenever they sang or laughed together, the garden grew bigger. And whenever the thought of her father brought a tear to the girlâs eye, rain fell to make the garden grow greener and greener.
L A SERPIENTITA
Ãste era un hombre que tenÃa una sola hija y la muchacha era la única familia que tenÃa en este mundo. El hombre era leñador y con su hija llevaba una vida muy humilde.
Un dÃa la muchacha pidió a su padre que le trajera un col para que lo cocinara para la cena. Aunque el leñador era muy pobre siempre querÃa complacer a su hija, asà que cuando regresó a casa esa tarde, le llevó un repollo grande.
âEste repollo es demasiado para una sola comida â el leñador le dijo a su hijaâ. Pártelo en dos y nos alcanzará para dos cenas.
La muchacha llevó el col a la cocina y con un cuchillo lo cortó en dos. En el mero corazón del repollo encontró una serpientita. Era negra y lustrosa, tan chiquita como un gusano, con una cabecita redonda. La muchacha cubrió la serpiente con una hoja de repollo y luego le pidió a su padre que le trajera un tarro en que guardarla.
Pero el padre le dijo: âEse animal te va a lastimar un dÃa de estos. Vale más que lo mates.
â¡Papá! âexclamóâ. ¿Cómo lo he de matar? Va a ser mi mejor amigo.
Y su padre le trajo un tarro. La muchacha alimentaba a la serpiente todos los dÃas y la tomaba en la mano y le hablaba. La serpiente creció tan rápido que al final de una semana la muchacha tuvo que pedirle a su papá un envase más grande.
Otra vez su padre le advirtió: âEse animal te va a lastimar un dÃa de estos. Vale más que lo mates.
¡Papá! ârespondióâ. ¿Cómo lo he de matar? Va a ser mi mejor amigo.
Su padre le trajo un tarro más grande y ella puso la serpiente dentro. Siguió alimentando y cuidando a su serpiente y cada semana tenÃa que pedirle a su padre un recipiente más grande para guardarla. Al fin, tuvo que pedirle un barril a su padre.
Por última vez, su padre le dijo: âEse animal te va a lastimar un dÃa de estos. Vale más que lo mates.
¿Cómo lo he de matar? âdijo la muchachaâ. Es mi mejor amigo.
El leñador le trajo un barril grande a su hija. Cada dÃa sacaba a su serpiente del barril y pasaba horas conversando con ella. La serpiente le decÃa cosas maravillosas. Le dijo que cada vez que lloraba, caÃa lluvia del cielo. Y cada vez que reÃa, brotaban flores de colores suavesâ flores azules y rosadas y blancas. Cada vez que cantaba, hacÃa brotar flores de colores